En términos generales, la Directiva de Servicios redundará en importantes beneficios para los consumidores en forma de mejora en los niveles de calidad, aumento de la cantidad de servicios ofertados y reducciones de precios.
Además, la Directiva se preocupa especialmente de la protección de los derechos de los destinatarios de los servicios, al establecer toda la información a la que deben poder acceder fácilmente los destinatarios- datos sobre los prestadores, vías de reclamación y recursos que pueden interponerse o datos de asociaciones a las que puedan dirigirse para obtener asistencia- y al formalizar el derecho a utilizar servicios de otros Estados miembros.
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